Biǎn Què fue el médico más destacado del periodo previo a la dinastía Qin. Después de estudiar durante diez años con su maestro, se convirtió en un médico experto y un erudito. Sus habilidades médicas fueron especialmente uso de los métodos diagnósticos de observación (expresión, faz y el aspecto físico del paciente), auscultación (principalmente de la voz) y, especialmente, de la palpación del pulso. Además de la excelencia en el uso de los métodos diagnósticos, Biǎn Què destacó en diversas técnicas terapéuticas, como el uso de las decocciones, la acupuntura o los tratamientos externos mediante el uso de calor, de compresas y de apósitos herbales, en un amplio abanico de enfermedades que comprenden las especialidades de medicina interna, ginecología, cirugía, pediatría y otorrinolaringología. Biǎn Què hizo de su erudición y habilidades médicas bandera contra las prácticas mágicas, que aunque ya no estaban en su momento álgido, aún estaban arraigadas entre la población en forma de supersticiones. No sólo las desaconsejaba, sino que las combatía mediante sus éxitos terapéuticos basados en la experiencia clínica y la erudición médica. Tal fue la fama conseguida por Biǎn Què que el médico del reino de Qín vio amenazada su posición y terminó asesinándolo. 

A continuación, una antigua leyenda que se le atribuye y que todos los estudiantes de MTC de China conocen:

“Una vez, Biǎn Què fue a visitar al emperador Huangong Qi, emperador del reino Qín de la Antigua China. Como era un médico que tenía mucha experiencia, descubrió que tenía un problema físico que apenas se podía notar. Así que le dijo: “Usted tiene una enfermedad de la piel leve. Si no se cura, se va a convertir en una más grave”. Huangong Qi no lo creyó y dijo: “Yo no tengo ninguna enfermedad, a los médicos les gusta hacer diagnósticos a los que no tienen problemas y se alegran de ello”. Entonces, Biǎn Què se fue.

La segunda vez que Biǎn Què visitó al emperador, le dijo: “Su enfermedad ya está en los músculos, si no se cura, va a entrar más adentro.” Huangong Qi, muy molesto no le contestó e ignoró a Biǎn Què.

La tercera vez que lo visitó, después de diez días, Biǎn Què le dijo: “Su enfermedad ya ha llegado al estómago y al bazo, si no se cura, va a empeorar todavía más.” Huangong Qi, no cambiaba de actitud y desoyó todos sus consejos.

Al final, la última vez que vio al emperador, Biǎn Què se fue deprisa sin decir nada. Huangong Qi lo detuvo y le preguntó por qué se estaba yendo. Biǎn Què contestó: “Cuando su enfermedad estaba en la piel, podía utilizar una fórmula cutánea y podía curarle; cuando estaba en los músculos, podía utilizar acupuntura y le podía ayudar; cuando la enfermedad llegó al estómago y el bazo, las fórmulas de hierbas podían curarle. Sin embargo, ahora la enfermedad ya está en los huesos y los médicos ya no pueden curarla, por eso me voy sin decir nada.”

Después de cinco días, Huangong Qi tuvo dolor en todo el cuerpo pero Biǎn Què ya se había ido a otros reinos. Huangong Qi murió por ignorar los consejos de un gran médico.”