
Como dijo el filósofo chino Lao-Tsé, “La travesía de mil millas comienza con un paso”. Esta es la historia de mi primer paso hacia los estudios de Medicina Tradicional China. Siempre me he considerado una persona escéptica (o al menos intento serlo), confío en lo que ven mis ojos y acepto que irremediablemente estoy manipulada por algunos prejuicios que acaban siendo míos por repetición e ignorancia. Un día tuve la oportunidad de cuestionar la Medicina China, evidentemente, tenía la idea preconcebida en la cabeza que esos “pseudomédicos” eran una especie de curanderos a los cuales acudía la gente que ya había perdido toda esperanza. ¿Qué puedo perder? – pensé. En esos días me dolía la parte derecha de la parte baja de la espalda, un dolor que ya duraba tres semanas y que intenté tratar con antiinflamatorios que me habían recetado anteriormente. En esta ocasión, el dolor no desparecía. Me encontraba delante de una médico china, que había estudiado MTC en la Universidad de Beijing y que, después de una breve conversación, me tomó la mano y clavó su uña en el dorso. Presionaba con fuerza y pude sentir que esa zona también dolía (no era un dolor insoportable si no molesto), yo no me daba cuenta, pero dolía de una manera eléctrica y no entendía por qué. El dolor iba menguando al acostumbrarme a la sensación y al cabo de un par de minutos la doctora dejó de presionar. Lo primero que hice fue clavar mi propia uña en zonas cercanas y en la otra mano, incluso con más fuerza, pero ni de lejos era la misma sensación, no sentía esa corriente extraña. Unos instantes después, algo confundida por lo que estaba pasando, me percaté que el dolor de espalda había desaparecido y, hasta día de hoy, no ha vuelto. ¿Cómo?... ¿cómo es posible? – recuerdo que me preguntaba sorprendida. Esa experiencia fue un punto de inflexión sobre mi concepción de la Medicina China, la probé en mis carnes, y de una manera tremendamente simple, funcionó.
¿Qué pasa después? Empiezas a informarte, curiosear e investigar porque sigues teniendo la necesidad de justificar lo que has experimentado, que no puede ser magia, que hay algo que se te escapa… Hasta que descubres el enorme y asentado mundo de la Medicina China de más de 3000 años de historia, más de 3000 años de “try and error”, una disciplina en constante evolución encargada de preservar la salud de las personas. Lees tímidamente artículos sobre las teorías básicas en las cuales se fundamenta y, combinado con la mentalidad abierta hacia lo desconocido, activan un engranaje en tu cabeza, empiezas a vislumbrar que no es algo aleatorio, ¡que tiene su lógica! Hay un porqué, una justificación, una explicación. Lo comparas con tu experiencia vital y aparecen los “¡ah! puede ser por esto que…”, se ha puesto en movimiento el engranaje y llegados a este punto solo quieres saber más, eso sí, de la mano de expertos para huir de toda la desinformación e información tóxica que puedes encontrar con tan solo un “click” en el buscador. No necesitaba más convencimiento, decidí que quería estudiar Medicina China para comprenderla y poder llegar a ayudar a otras personas con ella.
Dentro de toda la oferta para estudiar Medicina China en España, me decidí por la ESMTC por múltiples razones, las facilidades que tenía para compaginar los estudios con mi trabajo, su plan docente, los cuantiosos comentarios satisfactorios de sus exalumnos, porque actualizan a diario sus redes sociales divulgando contenido sobre MTC y donde puedes leer noticias y conocer sus proyectos relacionados con la escuela hecho que me demostró su compromiso e implicación, por el trato cercano que recibí cuando les llamé para informarme, porque te ayudan posteriormente a desarrollar tu carrera profesional y, definitivamente, porque la médico (y nunca más “pseudomédico”) que me abrió los ojos y me descubrió este apasionante mundo es profesora en uno de sus centros. Ya sabía de primerísima mano que me encontraba ante un equipo profesional.
Empieza el curso y das el primer pasito de tu travesía de mil millas. Como elegí la modalidad online, una de las primeras actividades fue escribir una breve presentación de uno mismo en el foro del campus virtual, de esta forma, pude conocer a las personas que emprendieron el viaje conmigo. Tenía muchos compañeros, empecé a leer sus mensajes y curiosear sus perfiles. Tengo que reconocer que en ese momento me asusté. Compartía curso con innumerables médicos, fisioterapeutas, enfermeros, muchos de ellos, como era de esperar, procedían del campo de la salud. Mis amores siempre han sido las letras, los idiomas y la enseñanza, campos alejados de esta disciplina. Las asignaturas de biología, anatomía y fisiología, absolutamente necesarias, también me hicieron dudar por un momento si sería capaz, desde mi formación humanística, de poder comprenderlas como el resto de mis compañeros. Ese día, pensé que había hecho un paso hacia una cuesta con demasiada pendiente. Sin embargo, al poco tiempo te das cuenta de que en ningún momento caminas solo. Te acompañan unos magníficos profesionales para ayudarte en la tarea de interiorizar los conceptos, y puedo decir que aunque no estén de manera física son más cercanos que algunos profesores que he tenido enfrente durante horas. Te van guiando y mostrando cómo estudiar y organizar los tiempos, hay plazos, bastante flexibles, para entregar actividades que te obligan a repasar la materia, siempre te contestan rápidamente en los foros y puedes hablar y preguntarles directamente en las videoconferencias y por mensajes privados. Además, te proporcionan material extra para que termines de comprender los conceptos más complicados del temario. Nunca había estudiado online y mi idea preconcebida era que sería una especie autoaprendizaje, pero no es cierto, muchas actividades están diseñadas para participar, debatir e investigar de manera conjunta. Todas las asignaturas tienen un foro de dudas de cada capítulo, el profesor lo utiliza para explicar y siempre te contestan de manera individual asegurándose que te han dado las correcciones pertinentes. Puedes aprender mucho de las preguntas que hacen tus propios compañeros y que ni siquiera se te habían pasado por la cabeza. Aunque haya muchas facilidades y a otros niveles, por ejemplo, gestión académica te mantiene informado constantemente de todo lo que atañe al curso y recibes todas las notificaciones por correo electrónico, sé por experiencia propia que todos estos profesionales te allanan mucho el camino, pero principalmente, el que lo hace más llevadero es el esfuerzo y el tiempo que le dedica uno mismo, sin este dogma, es imposible dar ningún paso.
Terminé el primer semestre de manera satisfactoria y mis miedos se han disipado definitivamente. Estoy convencida de que no pude elegir mejor simplemente porque, desde mi condición hasta ahora puramente humanista, conseguí el primer objetivo. Desvelo el secreto mejor guardado que seguro que comparten muchos de mis compañeros, cuando empiezas a comprender las bases de la Medicina China sientes una inyección tremenda de motivación que te impulsa a seguir avanzando, es como si de repente todo lo que antes era muy confuso se volviese nítido y cobra un sentido, un sentido justificado. Con mi historia no pretendo convencer, solo compartir mi experiencia personal para animar a otros que empiecen su viaje de mil millas. Yo, ya tengo unos cuantos pasitos recorridos y no me puede hacer más feliz ya que ahora estoy un poquito más cerca del final de este trayecto y con mucho Qi para recorrerlo.
Sandra